1ª Parte. Pan dulce con especias

( El caso de Bernardo Matas Romero )

—Bernardo Matas Romero, pa'servirle.

    El ángel de la guardia y custodia de la puerta del cielo, apuntó con letra pausada y uniforme el nombre completo del Sr. Bernardo, el cual acababa de fallecer hacía dos minutos escasos.

—Y dígame Sr. Matas de Romero, ¿cómo ha sido la defunción?
—De repente. Me sobrevino así, de golpe.
—¿Está usted seguro, señor mío? ¿así, sin más? Aquí me consta que el golpe se lo dio por exceso de vino, para ser exactos —y sin dejar de perder la compostura risueña que pintaba su semblante desde hacía más de una eternidad, añadió— mire Don Bernardo... ¿me permite llamarle por su nombre de pila, sí?, gracias. Le decía, que es de extrema importancia que en este trámite seamos muy sinceros el uno con el otro. Debe usted comprender que si estamos aquí, tomándole declaración de lo acontecido en su recientemente finiquitada existencia, es porque su expediente no está del todo limpio. Aquí hay un par de asuntillos que debemos resolver.
    Al sonrojado y henchido rostro de Bernardo, curado en taninos desde hacía más de treinta años, acudieron un par de pucheros compungidos, mal disimulados y a todas luces carentes de compostura ante un desconocido en trámite burocrático. Es importante que el lector conozca que nuestro protagonista fue en vida un hombre bueno a rabiar. Bondad que lució desde la cuna y que, por más golpecillos que la vida le atizó, jamás se desprendió de ella. Estuvo casado con una buena mujer, tan apacible y dulce como cabe esperar de la justicia divina, pero que por desgracia la naturaleza privó a la santa de tener parentela, hecho que la torturó en extremo sin darle oportunidad a su complaciente esposo a calmar dicha pena. Y del mismo modo que a rey muerto, rey repuesto y que a falta de hijos dios la bendijo con una retahíla de sobrinos descomunal, la señora del Bernardo mudó a seis de sus parientes más desfavorecidos a su propia casa fundando un hogar lleno de críos y tareas dignas de una devota y cariñosa madre.

    Tan santa madre fue, que se olvidó de ser esposa y en ausencia de atenciones y de utilidad, Bernardo pasaba sus ratos libres en el bar del Marcelino, quien para su desdicha ¡ah, la vida, qué retorcida es a veces! perdió a su mujer el mismo día en que nació la Natalia, su quinto retoño, y como buenamente pudo tiró para adelante con ayuda de su hija mayor, una joya que con tan solo 10 años se dedicó en cuerpo y alma al cuidado de sus hermanos. Las penurias del Marcelino son fácilmente imaginables por cualquier parroquiano que por estos lares se deje caer. Sobra decir, que el hombre anduvo siempre corto de ayuda en el bar y de pertrechos domésticos resultando tarea casi imposible disponer de abrigos, botas y bufandas suficientes para una panda con tanto afán en estirar cada año, dejando a las claras que sus desnutridas rentas no daban para tapar tantos rotos.

    Así que el bueno del Sr. Bernardo no tuvo otra que dedicar su tiempo libre en ayudar a tan desafortunada familia, cariñosa y alegre hasta el infinito -todo hay que decirlo- porque si bien la vida no les dotó de medios materiales para subsistir con holgura, les agasajó con unos corazones que no les cabían en sus pechos, almas tremendamente agradecidas de tenerse unos a otros, felicidad de la que Bernardo jamás estuvo ausente, y prueba de ello es que a los críos les faltó tiempo para llamarlo tío con un cariño y un afecto que a esas alturas de la vida, ya tenía completamente olvidados.

    Y así pasaron los años, entre las empanadillas y croquetas que Marcelino freía en la cocina y las cañas y chatos de vino que el Bernardo sembraba por la barra del bar El Pincho, único centro de recreo y esparcimiento para los paisanos del pueblo. Y es que la suerte también obsequió a nuestro difunto con unos sobrinos trabajadores y visionarios que demostraron tener mano de oro para llevar la hacienda, la cual prosperó a pasos gigantescos haciendo que la nutrida familia Matas nadara en la abundancia. Excusa perfecta para que el patriarca hiciera mutis por el foro sin que nadie le reclamara presencia ni en cosechas, ni en vendimias, ni en ventas, ni en ná, teniendo vía libre para disfrutar de esparcimientos varios orientados al socorro de la parentela del tabernero. Y todo con la venia de su señora esposa que estaba encantada de que su marido hiciera buen uso de sus artes caritativas tan alabadas por todos en la comarca. La santidad, que es lo que tiene, que no ve fronteras.

    Por lo tanto es de entender, que después de una existencia sin tacha, con tanta bondad esparcida a diestro y siniestro, nuestro querido Bernardo no diera crédito a lo que en tan mala fecha venía aconteciendo.
—Me ofende usted Sr. de la Guardia. Pregunte a cualquiera del pueblo, hágame el favor, y verá que no soy merecedor de sus insultos y malintencionadas insinuaciones que están lejos de...
—Yo no le he insultado, amigo mío. Le aseguro que no entra dentro de mis funciones el insultar a los candidatos aspirantes al cielo... no, no, no insinúo nada en absoluto. Es más, le aseguro que usted está beodo, Sr. Matas del Romero.
—¡Beodo! ¡ja! ¡yo! ¡jamás! algo chisposo pase, yo no lo niego y hasta borrachín en fase primaria en algún momento del día —y don Bernardo se subió los pantalones con toda la dignidad que fue capaz de hacer acopio— pero beodo ni por asomo. Jamás, óigame usted, ¡jamás!
—No perdamos tiempo en discusiones estériles caballero. Ya ve que la cola se alarga y no es razonable demorar nuestra plática. Cierto que el cielo se lo tiene ganado y con creces —miró brevemente los papales que tenía sobre el atril— pero aquí lo que se discute es el acceso propiamente dicho. Mientras el alcohol corra por sus venas mi buen amigo, por aquí no pasa. O me hace usted una cura de desintoxicación etílica o no me quedará otra que mandarle de vuelta al mundo hasta que supere su malsana afición.

    Los pucheros y el nudo en la garganta se disolvieron por arte de magia. A Bernardo se le calentaron los cascos en un visto y no visto, y rojo en iracunda indignación se dispuso a airear su espectacular cabreo con una vehemencia que bien podría hacer temblar los pilares del paraíso.

—¡Ja! que usted a mí me ¿qué? ¡ja! ni usted ni el mismísimo espíritu santo me van a mí a impedir entrar. ¡Ja!¡ni harto de vino me va usted a obligar a entrar ahí!
—Por fin estamos de acuerdo Sr. de Matas, por fin...
—De acuerdo usted y yo !jamás!
—Don Bernardo, hombre, sea usted razonable que mire la que se está montando —la sonrisa perpetua y celestial empezó a hacer acopio de estar a punto de desmoronarse y soltando el aire de sus santos pulmones en una única espiración, los rellenó de nuevo en actitud resignada y de renovada paciencia— Don Bernardo, me veo en la obligación de pedir que por favor abandone esta cola y dispóngase a...
—¡Nada de Don Bernardo! Nada de "de", ni "del" ni de la madre que lo parió. Sr. Matas Romero a secas. ¡Me oye! A secas me deja usted el nombre que el gaznate me lo mojo yo cuando quiero y con lo que quiero. ¡Hasta aquí vamos a llegar hombre de dios! que le quede claro que de aquí usted no me echa. De aquí me voy ¡yo! ¡menudo soy yo, hombre! ya es hora que respeten un poco al personal y si no le pongo ahora mismo una querella criminal contra mi persona es porque me pilla usted de buenas que sino ya nos íbamos a ver las caras ante el juez. ¡Adiós! y ¡muy buenas!
    Bernardo se giró con una determinación que jamás imaginó que lograra concentrar en su rechoncho y afable cuerpo, erguido y de porte honorable como solo un manchego sabe lucir. Pero no pudo evitar detenerse en seco, girar su rostro y encararse por última vez ante el ángel de la guardia y custodia para decirle: 

Y de aquí ¿cómo se sale?



Ingredientes:(la receta la encontré aquí)

  • 3 huevos
  • 1 taza de buttermilch
  • 1 vaso de sauerrham (leche agría, más suave que la crema doble. En su defecto creo que yogur griego irá bien)
  • 1 taza de azúcar
  • 1cdta. de canela
  • 1y 1/2 cdtas. de alcaravea
  • 1/2 cdta. de vainilla molida
  • 3/4  taza de pasas (yo usé una mezcla de rubias y sultanas)
  • 5 tazas de harina
  • 1/2 cdta. de sal
  • 1 sobre de polvos de hornear
  • 1/2 cdta. de natron (bicarbonato)

Preparación:

  1. Precalienta el horno a 200ºC. En un bol grande bate los huevos primero y a continuación lo mezclas con la buttermilch y la crema agría. Añade después el azúcar, la canela, la alcaravea, la vainilla y la sal. Lo mezclas bien y por último añades las pasas y el harina mezclado con los polvos de hornear y el bicarbonato.
    Nota: si te fijas en esta foto , puedes ver el butermilch junto al huevo, que al ser más líquido se hunde en segundo plano -ya he comentado muchas veces que el buttermilch es muy similar en textura y sabor al yogur líquido- y encima lo que se aprecia es la leche agría (sauerrham) y como puedes ver es muy cremosa. Su sabor es muy suave, ligeramente ácido -mucho menos que un yogur- y se usa en lugar de nata o crema doble.
  2. Amasas hasta que coja cuerpo. Separas la masa en dos y con las manos engrasadas haces con cada parte una bola que aplastas ligeramente. Puedes hacerle un par de cortes en cruz en la superficie o hacer como yo hice, dejar que la masa explote y se quede una corteza rústica...
  3. Truco: para que los panes queden de la misma forma puedes usar un molde de mimbre para pan o cualquier cuenco grande. Espolvorea un poco de harina (sola o con algo de azúcar) en el molde para que no se pegue. Metes una bola del pan, aplastas bien para que coja la forma y la vuelcas directamente sobre la placa del horno. Así te aseguras que ambas hogazas tenga el mismo diámetro y grosor.
  4. Hornea alrededor de 50 minutos hasta que coja un dolor dorado uniforme. Si a tu horno le da por tostar la corteza demasiado pronto, baja la temperatura a 180ºC. Deja que enfríe del todo antes de empezar a hincarle el diente...

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20 comentarios

  1. Jajajajajaj.......... Cómo me he reído con el paisano Bernardo Romero Matas......¿Quién es el o la autor@?

    Vaya panazo que te ha quedado, un lujazo.....

    Besazos para los tres....

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    1. Pues la que escribe y zampa por estos lares... Günter acaba de llegar a casa y me pregunta lo mismo:-) ya iré contando sus andanzas poco a poco...

      el pan fantástico y hecho en un periquete. Una gozada,

      Un besazo Libélula querida!

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    2. Pues estás perdiendo dinero :........ Plantéatelo!!!!,

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    3. No es mala idea. De momento seguiré contando sus aventuras y desventuras como fantasmilla aficionado al vino :-) un besazo,

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  2. Felicidades por el divertido y chisposo relato Maite, me ha encantado!!!! y el final... redondo!!!!! Como el pan que nos presentas, que maravilla!! Hace poco que he conocido y empezado a usar las semillas de alcaravea y veo que tu también se las añades. Un pan completísimo y aromático. Besoss,

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    1. Hola Joaquina! muchas gracias:-) sabremos más del señor Bernardo :-) En cuanto a la alcaravea, en todo el centro de Europa se usa mucho en panes, carnes y ensaladas. Aquí el típico pan de diario, el Hausbrot, es un pan de mezcla, ácido y especiado (alcaravea y semillas de cilantro). Aunque la receta es de un web USA imagino que está influenciada por las regiones donde hay más influencia centroeuropea,

      Un besazo

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  3. Ja, ja, pero que buen relato! Que bien me cae este don Bernado yque bien escribes querida.Y encima con este pan, que más se puede pedir para esta entrada de otoño? Un beso mi niña

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    1. Hola Sónia, pues yo sí pediría algo más, que haga menos frío que no me apetece nada tener que sacar el abrigo tan pronto. Por lo demás, perfecto :-P

      Besos

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  4. Pero, tu ya has enviado el relato a alguna editorial???? Está genial!!!! Igualico que el pan, que tiene pinta de ser una delicia. Besos!!

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  5. Con la historieta del Bernardo me he reido, iba bajando y viendo el pan y leyendo, el hambre que yo tengo me apura para irme a la cocina a buscar algo, y yo leyendo la historia y viendo las fotos , el hambre aumenta y yo queria leer la receta, mecachis!! esta mujer me lia!! y yo queiro la receta y por fin la veo, madre de dios como esta este pan , te juro que si pudiera meter la mano en la pantalla directamente te quedabas sin el, me pondria morada, y es que esta tremendo....Besss

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    1. Ay Esther! Esa es la cosa, que entre que leer predispone a masticar (cosa de los placeres, que les gusta de ir juntos) y las fotos! que no hay nada que más celos le den a nuestros jugos gastricos que unas foticos del manjar... en fin, que tienes razón! termina siendo un suplicio...

      Un besazo!

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  6. Me ha gustado la historia de Bernardo y qué bien escribes niña!! Estaré esperando impaciente la siguiente entrega.
    La pinta del pan es buenísima,que hambre me ha entrado mi alma! Nunca he probado pan con semillas de alcaravea y precisamente tengo un botecito que me regalaron,habrá que probarlo.

    Un abrazo

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    1. Hola Carmen! lo mismo va a ser buena idea leer las historias de Bernardo justo después de comer para evitar salivaciones innecesarias. Este truco si funciona para ir al supermercado y no comprar cosas innecesarias seguro que también es eficaz ante panes tendadores y demás viandas:-P

      Por cierto, yo no lo hice pero queda más sutil el sabor si la alcaravea va molida:-) un besazo!

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  7. Mai; el relato Genial!! las recetas maravillosas, se de ti por el hilo de Adelgaza conn GM, pero de ahora en adelante voy a ser una fan tuya de este precioso blog, A mis 66 años es la primera vez que se de la alcaravea, no había sentido hablar de ella, supongo que en un herbolario lo puedo encontrar. A mi me encanta cocinar desde muy chica y creo que no se me da mal ya que mi familia dicen que como en casa no comen de bien en ningún lugar, cuando lo dicen los hijos y el marido no haces caso, pero cuando los que lo dicen son los yernos ahí ya empiezas creértelo un poco, jajja. Gracias por dejar entrar en tu blog que es como bien te he dicho maravilloso. Un beso.

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    1. Hola Pepita! bienvenida! qué bien que me hayas encontrado! estpy segura que cocinas de vicio, porque para ser buena cocinera solo hacen falta dos cosas: amor a la cocina y experiencia y si desde chica te gusto trastear entre fogones me juego el pescuezo que haces maravillas :-) y sí, muy bien hecho, porque la mejor manera de meterte en el bolsillo a los yernos es por la panzita :-D

      La alcaravea es un tipo de comino que es más dulzón... a veces el sabor me recuerda a una mezcla de comino y semillas de hinojo... es el comino que usan por estas tierras, nuestro comino les chifla pero no se puede comprar a no ser que lo traiga de España o lo compre en un comercio de turcos... si te apetece probar, empieza con muy poquito y bien molido. Yo soy muy bruta y los uso al natural pero las especias ya sabes que es cosa de gustos y mejor poco a poco :-)

      Encantada de conocerte y si te mueves por facebook no dejes de buscarme. Estoy en la columna derecha del blog, desde hay pinchas en facebook y me lleva a mí directamente,

      Un beso gordo

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  8. Un relato encantador, lleno de gracia y humor. Te lleva de la mano y te hace querer saber a cada instante, qué hay más allá. ¡Gracias Maite! Ya probaré hornear el pan dulce, se ve delicioso.

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    1. Muchísimas gracias Nahir :-) me conmueven mucho tus palabras. Estoy ya con la siguiente entrega que espero publicar en unos días. Mil gracias y un abrazo

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  9. Da gusto encontrarse con blogs de cocina que miman tanto las recetas como la literatura que las envuelve. Ha sido un placer leer tu texto, casi equiparable, me atrevo a aventurar, al que debe provocar probar la delicia de pan que se ve en las imágenes que lo acompañan. Un cordial saludo desde Alicante.

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    1. Muchísimas gracias :-) es un placer escribir y cocinar para gente tan maja... y encima experto en tartares! un abrazo

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