Tarta pan y queso

abril 18, 2024
estímulo 
Del lat. stimŭlus.

1. m. Agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción funcional en un organismo.

2. m. Cosa que estimula a obrar o funcionar.

3. m. desus. Vara con punta de hierro de los boyeros.
Pongamos que hablamos de nuestro cuerpo; queramos o no, tenemos un montón de estímulos, internos y externos, que nos traen y nos llevan por la vida. Esto no sé si tendrá algo de científico pero creo que sin ningún tipo de estimulación seríamos vegetales. O algo peor porque te aseguro que mis amiguitas enmacetadas reaccionan a mis cuidados y a veces les va la vida en ello. Por lo tanto, vamos a dar por buena la necesidad de nuestro cerebro a la hora de recibir stimŭlus y procesarlos convenientemente para mantener la maquinaria vital en buen funcionamiento. 

Muchos de estos estímulos, una vez procesados por nuestro cerebro, nos los devuelve en forma de emociones que a su vez activan nuestras respuestas genéticamente y por medio de un proceso algo tedioso para una chica de letras como yo, termina tocando la fibra a nuestras células que reaccionarán dividiéndose en contentas o rabiosas. Si tenemos en cuenta, que la felicidad no es ni más ni menos que una interpretación de nuestras emociones, pues dependiendo de la estimulación a la que estemos expuestos, seremos más o menos felices.
Y ahora, con toda la razón, te preguntarás a qué viene esta exposición tan retorcida del concepto "buen rollo" y "mal rollo". Pues mira, me alegro que me hagas esta pregunta porque piensa por un momento: ¿Qué pasa con la sobreestimulación a la que estamos sometidos? ¿Cómo se las arregla nuestro cerebro con este aluvión de estímulos? 

Pues muy malamente. La tecnología y el mundo digital nos ha roto todos los esquemas. Literalmente, el cuerpo no tiene tiempo para adaptarse y recibe a diario sobredosis de estímulos e información. Muchos de ellos, además, son pura filfa, fakes, patrañas que no llevan a ningún sitio: miedo al fin del mundo, a una crisis apocalíptica económica, bélica, energética, pandémica y un largo etcétera de desastres que nos tienen en vilo. 

Y filfas a parte, las cosas no mejoran: estamos expuestos a la sobrepoblación, al mega ruido, al jaleito constante a nuestro alrededor, el móvil siempre vibrando con notificaciones... el whatsapp, el muy canalla siempre al pie del cañón esperando una respuesta rápida o te cargas a la mitad de tus amistades. No hay quién lo aguante y nuestro cerebro se satura. Tanto, que nuestro sistema de defensa, que no entende de fakes, se cortocircuita y segregamos a lo bestia cortisol, la hormona que combate el estrés. 
El cortisol nos ayuda a mantener saludable el metabolismo y el sistema inmunológico pero como le tenemos por las nubes y loco perdido pues se desmadra: debilidad muscular, fatiga, humor de perros, problemas de concentración, tensión arterial alta... ¿Te suena? Y el estómago, que es nuestro segundo cerebro, se apunta a la fiesta: gases, colón irritable, dolores e intolerancias. Éste es el cuadro con el que breamos a diario cada vez más gente. 

Pero ¿qué podemos hacer? Pues en la próxima entrada te voy a hablar más del cortisol y del roto que nos hace en la flora bacteriana. Y para no ir de catastrofista y subirte el cortisol más -si cabe- te traeré una receta y consejos para mantener al susodicho a raya. 

Hoy te dejo con esta maravillosa tarta de queso y pan, facilona y riquísima que se la vi a Belén en su maravilloso blog, El toque de Belén. Originalmente es con pan de molde pero me venía mejor con panecitos de leche que tenía que gastar, por eso he reducido el azúcar respecto a la receta original. Un gustazo de receta.


Ingredientes:
  • 4 huevos XL
  • 125 gr. de azúcar
  • 500 gr. de queso quark ( o de untar desnatado)
  • vainilla
  • 250ml. de leche
  • 200gr. de panecitos de leche o pan de molde en trozos
  • 1 cdta. de polvos químicos tipo Royal
  • Mermelada a tu gusto

Preparación:
  1. Pon a remojar el pan en la leche. Reserva.
  2. Precalienta el horno a 150-160ºC(dependiendo del horno).
  3. Bate, con ayuda de unas varillas, el azúcar y los huevos. Cuando estén esponjosos y hayan aumentado el doble su tamaño, añade el queso quark y la vainilla.
  4. Cuando tengas una masa sin grumos, le añades la miga de pan mojada y desleída junto con los polvos de hornear. Hornear hasta que veas que la tarta está firme y cuajada.
  5. Deja enfriar por completo. A la hora de servir, que cada comensal se añada la cantidad de mermelada deseada. 

Ensalada de patata y salmón con salsa césar

abril 14, 2024
casquivano, na
De casco y vano1.

1. adj. coloq. Poco reflexivo, banal, voluble. U. t. c. s.

2. adj. coloq. Dicho de una persona: Que suele coquetear o establecer relaciones amorosas ocasionales o pasajeras. U. t. c. s.

Hoy vengo a rescatar, una vez más, una palabreja en periodo de extinción. Y qué pena, porque es preciosa, de esas que lo dice todo sin decir concretamente nada: un ligero de cascos insustancial, atolondrado y envanecido a veces o no, porque de puro voluble, intentar juzgar a un casquivano es algo falto de valor. A lo mejor porque la banalidad se contagia al primer contacto. O todo lo contrario. A saber. 

Es curioso que la palabra se haya convertido en vocablo viejo y desusado cuando hoy en día sus acólitos están más que nunca de moda. Las redes están llenas de chiquillos semiciegos de sensatez que buscan destacar haciendo todo tipo de estupideces; he visto a un tolái molestando a toda la parroquia en un centro comercial y, no te lo pierdas, con un guardaespaldas detrás porque parece que en más de una ya le han dado pal'duro. A otro, en no sé que país remoto, le han caído tres años de cárcel por sentarse en medio de las vías del tranvía y detener todo el tráfico urbano solo por hacer la gracieta en busca de likes. Al que grababa y a otro tolili que iba con él, también. Y suma y sigue. 

Pero no podemos echarle la culpa a la gente joven de todas las casquivanadas de este mundo porque de casta le viene al galgo y son muchas las generaciones que se han esforzado en el tiempo para que cada vez salgamos más tarambanas y dime tú ahora qué hacemos. Cómo enderezamos a estas alturas nuestro poco juicio. Ya me dirás, si vamos por mundo de cualquier manera, sin rumbo y sin luces.  

De nuevo, y te juro que sin querer, he vuelto a hacerlo; aquí estoy criticona como una yaya arrugá cortando trajes a costa de la juventud como si ellos tuvieran la culpa de que el cementerio esté lleno de casquivanos y casquivanas que nos han dejado el DNI genético lleno de barrabasadas entre microsoma y microsoma. 
Pues esta ensalada no tiene ni un pelo de casquivana. O sí, que nada he dicho de la segunda acepción de la definición y tengo que reconocerte que no me he comprometido en exceso con la salsa. Dudé si hacerla con salsa césar o con salsa de atún. Ganó la césar y ahora me alegro porque nos ha encantado pero no te voy a engañar porque la próxima vez caerá con la otra.. y es que cuando de aliños se trata, ser fiel a uno solo es imposible.  En cualquier caso, aquí te dejo esta ensalada rica en proteínas de las buenas, sabrosa y un plato principal contundente. 


Ingredientes para 3 personas:
  • 600gr. de patatas cocidas
  • 2 lomos de salmón fresco a la plancha ( con un poco de aceite de oliva, una nuez de mantequilla, un ajo y un chorro de salsa Worcester)
  • 1-2 cebolletas
  • 3 huevos duros
  • cebollino, perejil, eneldo... lo que quieras pero fresco

Aliño:
  • 4 filetes de anchoa
  • vinagre de vino
  • 1 cucharada de salsa Worcester
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 3 cucharadas colmadas de yogur griego
  • 2 cucharadas de queso parmesano
  • pimienta negra al gusto
  • Opcional: un diente de ajo

Preparación:
  1. Cuece las patatas y deja que enfríen. Las salas, les pones un poquito de vinagre y de aceite de oliva. Reserva.
  2. En una sartén con un poco de aceite de oliva y una nuez de mantequilla, marca los filetes de salmón con un ajo hasta que queden bien dorados. Sal pimienta y añade un chorrito de de salsa worcester. Reserva.
  3. Monta el aliño batiendo todos juntos los ingredientes. Reserva.
  4. Una vez frías las patatas, añade la cebolleta bien picada, el salmón en trozos, las hierbas, los huevos duros y lo riegas con la salsa a tu gusto. el resto de la salsa, puedes servirla directamente en la mesa y que cada comensal se sirva a su gusto.

Pudding de arroz con leche de coco

abril 11, 2024
Un día como hoy de 1954, según un estudio de True Knowledge, y basándose en 300 millones de datos históricos desde 1900 hasta 2010, se concluyó que fue el día más aburrido desde 1900.  El día en cuestión, fue un domingo en el que lo único importante que ocurrió fueron el nacimiento del intelectual turco Abdullah Abadar, unas elecciones belgas y el fallecimiento de un jugador de futbol inglés, un tal Jack Shufflebotham.

Pero ¿a quién se le ocurre calcular estas memeces? A ver, todo tiene su explicación por muy mema que ésta sea. Érase que se era, una empresa que estaba recopilando datos a saco Paco para crear a Alexa. En concreto, a ellos les correspondía inventariar datos históricos y por algún motivo -posiblemente aburrimiento- al ingeniero informático jefe del recopilatorio -un tal William-  le picó la curiosidad y se dijo: hala, a ver que nos dice el oráculo.
Pues mira por donde pero la chorrada se hizo super famosa y requete viral, todo el mundo quería saber a santo de qué una persona en su sano juicio, y que encima cobraría un pastizal por trabajar, para no aburrirse se metió en este jardín. Al Will no le quedó otra que embellecer su motivación con verborrea:  "Se nos ocurrió que podíamos ser capaces de medir objetivamente la importancia de cada día en la historia"... menos lobos William, que la historia no comenzó en el SXX y además, que en ese domingo, por lo que sea, a nadie le diera por constatar sucesos memorables, no significa que no acontecieran. 

A saber cuantas risas, jolgorios, fiestas y demás folklore verbenero pasaron ese día y si los periódicos y los historiadores hicieron caso omiso del divertimento popular de la gente corriente, no implica que esa afirmación tenga fundamento alguno. Es más, lo mismo ese día nadie constató nada porque estaban todos de parranda... yo, me lo creo. Vaya que sí.

Así que hoy, para que no te aburras comiendo lo de siempre, te traigo un pudding de arroz con leche que, para hacer el triple salto mortal, lo he hecho con leche de coco que me chifla a más no poder. Aquí en hierbas y especias, desde luego, el que se aburre es porque quiere, no hay otra.
Ingredientes para 6-8 vasitos:
  • 2 latas de leche de coco (400ml. cada una)
  • 120gr. de arroz redondo
  • 60gr. de azúcar
  • canela en rama
  • vainilla
  • opcional: un poco de ralladura de limón
  • 2 yemas
  • 3 cdas. rasas de azúcar y una de agua para el caramelo (o caramelo ya listo)

Preparación:
  1. Pin a calentar la leche de coco a fuego medio-bajo con el azúcar, la ralladura de limón (es opcional) y la canela. Cuando rompa a hervir añade el arroz, deja que cueza 20 min. removiendo de vez en cuando para que no se pegue.
  2. Retira del fuego , añade las yemas y la vainilla y liga bien el pudding.
  3. Paralelamente haz el caramelo: en una cacerola no muy grande, pon a fuego más bien alto (si está bajo no se tostará del caramelo) el azúcar y el agua. Remueve sin parar hasta que hierva y coja color. Cuidado con no quemarlo.
  4. Precalienta el horno a 150ºC (140ºC si es de aire).
  5. Pon en una bandeja los vasitos o moldes con un poco de caramelo. Rellánalos con pudding y antes de meterlos al horno, cubre el fondo del recipiente con un poco de agua caliente. Hornea unos 40 min. Deja que enfríen en la nevera por lo menos 2-3horas. 

Dip de queso labne y zanahorias aliñadas

abril 07, 2024
No recuerdo en qué película -en una antigua puede que en blanco y negro- salían con recurrencia, escritores de novela negra y guionistas que se juntaban en los juzgados para seguir casos reales y así buscar inspiración para sus "crímenes". Aunque ni soy guionista ni escritora que se precie pero sí una gran comprometida con las historietas de este blog, y puesto que estoy de capa caída en cuanto a ideas -el mundo está terrible y quiero salir un poco de tanto horror- he acudido en busca de inspiración a la sección cultural del The Guardian. Ya estaba allí por otra noticia que no tenía chicha para relatarse cuando me he dicho "dale a ver que sale". 

En fin, cultural, dicen. ¡Pa' lo que hemos quedado querido lector! y entre tanto esperpento me encuentro con un artículo sobre el "santuario" de Harry Style -un cantante/actor famoso que no tengo ni idea de lo que canta- y, cito textualmente "Elvis Presley tenía Graceland. Dolly Parton tiene Dollywood. Harry Styles tiene un viaducto ferroviario en las marismas de la zona rural de Cheshire." Y aquí casi me caigo de culete encima de mis sartenes. Pero ¿qué? ¿en serio? Pues va a ser que sí.
Resulta que el muchacho procede de Holmes Chapel, un pequeño lugar de la Inglaterra profunda que no ha dudado en explotar, perdón, explorar el lado turístico a costa de su vecino más insigne. Por algún motivo que se me escapa, han conseguido que trascienda a nivel mundial que el primer beso del Harry se lo dio debajo del puente y ahora cientos de fans del mundo entero peregrinan al muro del viaducto a dejar su nombre y de paso hacer un par de ticktoks. 

Cuentan que la excursión no es tan facilona como parece ya que la campiña inglesa no es tan dócil como parece. Hay que enfrentarse a vacas hiperactivas que tienden a perseguir a los turistas, los lodazales son traicioneros y lo más importante, hay que cruzar una carretera y teniendo en cuenta que los harries -así llaman a los fans- no tienen muy claro por que lado les vienen los coches, la peregrinación puede resultar altamente peligrosa. Para ello, venden unos mapas por 5 libras con caminos "seguros" y si te tiras el pisto, por 20 te hacen una visita guiada que incluye visita a la panadería donde de muchachín, Harry trabaja limpiando mostradores, suelos y bandejas de dulces. 

También están lanzando llamamientos en los medios para buscar colaboradores audaces que no se amilanen ante los peligros del mundo rural y quieran ayudar en las tareas de atender a los fans. Eso sí, insisten que a ser posible, sea algún joven con algún familiar cerca porque en el pueblo no tienen donde alojarlos. 
Y yo, que como te he dicho no tengo ni idea de lo que canta este chico -más allá de Luis Fercán estoy perdida-, lo único que sé es que recientemente protagonizó "No Te Preocupes Cariño" dirigida por Olivia Wilde con quien tenía un lío en esos momentos, junto con Florence Pugh, Chris Pine y Gemma Chan. La Florence, que terminó hasta el moño, se negó a promocionar la película del show que tenían montado el Harry y el Chris que se llevaban a matar, la falta de profesionalidad de la Wilde que hacia novillos en el rodaje cada vez que le salía del capote y para sellar tan bonito elenco, la única vez que se les pudo fotografiar a todos juntos -En Cannes ya sentados en sus butacas justo antes de la proyección- el Harry escupió en el asiento del Pine mientras que la Olivia dibujaba una medio sonrisilla a lo "Uy, qué cosas".

Pues sí, qué cosas. Y esta que traigo hoy es pura locura, levanta pasiones y afilia fanáticos al primer bocado pero afortunadamente, no necesita de mapas a 5 libras ni guías turísticos. Está tan rica, que se tarda más en contar la receta que en zampártelo.


Ingredientes:
  • zanahorias (más o menos 300-400gr.)
  • un puñado de avellanas
  • Queso labne (500gr. de yogur escurrido unas 4-5 horas)
  • alguna hierba fresca picadita (perejil, cebollino, albahaca...)

Aliño:
  • 2 tomates secos
  • 1 tomate 
  • un poco de pimiento rojo
  • aceite de oliva
  • vinagre balsámico
  • sal  algo de pimienta

Nota:
  • Para preparar el queso labne: unas 4-5 horas antes, pon a escurrir el yogur haciendo un hatillo con un trapo fino de cocina o una gasa. 
  • Puedes colgarlo o ponerlo sobre un un colador. El plan es que pierda el suero. 
  • Cuando esté escurrido, le pones un poquito de sal y listo. Si quieres más información, lo publiqué aquí.

Preparación:
  1. Pela y corta las zanahorias y las salteas con un poquito de aceite de oliva. Sala un poquito. Tapa y deja que ablanden a fuego medio-alto para que se marquen y cojan color. Reserva.
  2. En la misma sartén, tuesta las avellanas a fuego medio. Pícalas y reserva.
  3. Con ayuda de una trituradora (o la minipimer de toda la vida) haz el aliño triturando todos los ingredientes. Reserva.
  4. En un plato, pon una buena capa del queso labne. Puedes ponerle encima alguna hierba fresca a tu gusto. Pon encima la mitad de las avellanas, las zanahorias y de nuevo el resto de avellanas. Termina colocando el aliño por encima (puede que sobre aliño, ponlo con mesura).

Pasta con setas y ajo

abril 03, 2024
Los antropólogos piensan que las primeras matanzas de sapiens contra sapiens se remontan al momento en el cual el hombre se asentó, se convirtió en manada territorial, sembró, construyó y se organizó. Muy posiblemente, mientras fueron de nómadas hoy por aquí y mañana por allí, no hubo jefes ni grandes conflictos de liderazgo pero al echar raíces y crecer los grupos todo se torció. Pensaban cada vez más despertando muchos celos, avaricia, envidias y ya se sabe, con tanto malaje en el cuerpo y los clanes cada día más grandes, con más bocas y ambiciosos por todos lados, pues los artesanos dedicaron más tiempo e ingenio a construir armas que utensilios domésticos o de labranza.  Y si armas hasta los dientes a un omega con aspiraciones a alfa pero con cero talento pues pasa lo que pasa y esta es la crónica del mundo hasta hoy.

Quizás lo más sobrecogedor en nuestra evolución es la banalización de la violencia. A ver, pienso en el circo romano y no me cabe duda que aquello era un espectáculo frívolo y feroz hambriento de sangre y dolor ajeno. También me viene a la memoria esas historias que se contaban de gente acomodada que viajaba a Madrid en nuestra guerra civil a ver la barbarie de cerca y de paso codearse con Hemingway, George Orwell o John Dos Passos. 
En los años 90, una amiga periodista fue invitada a El Salvador porque el gobierno quería convertir el país en un paraíso turístico. Los llevaban y traían de resort en resort y la última noche, antes de regresar a España, ella y otros colegas decidieron salir furtivamente del hotel. El panorama era desolador; las calles estaban llenas de vagabundos mutilados, desmembrados tras los más de diez años de guerra civil. Muchos de estos vagabundos eran niños adictos al pegamento, sin hogar y sin familia. Algunos habían sido niños soldado y los daban por perdidos. Nadie los quería cerca. 

En el bar de una gasolinera hablaron con algunos lugareños. Uno de ellos era sacerdote. Se burlaban de estas criaturas; decían que estaban locos, que no tenían remedio. Señalaron a un muchacho de unos doce años y contaron que por un dólar, se dejaba pegar con un bate. Reían al contarlo sin comprender la doble crueldad de quien se ofrece por un dólar y de quien está dispuesto a pagarlo. 

No, no es nuevo como concepto pero sí es evidente que contra más seguridad y bienestar tenemos, mayor gala hacemos de nuestra desensibilización convirtiéndonos en espectadores morbosos del sufrimiento ajeno. Hay prensa que, con la excusa de informar, se ensaña machaconamente con los detalles más turbios y escabroso de cada tragedia. ¿Dónde está el límite informativo y dónde comienza la carnaza? ¿Nos importan los límites o de tanto pisarlos ya no los vemos?. 

Durante un tiempo, hubo generaciones que crecimos creyendo que erradicar las dictaduras, las guerras y el hambre era posible. El pacifismo parecía palpable pero no ha sido más que un velo que entorpecía la realidad. Seguimos con nuestras carnicerías de sapiens contra sapiens y si bien algunos miran para otro lado en sus mundos de Yupi, el resto disfruta del espectáculo con un gusto malsano y escabroso. Y tanto se está banalizando y polarizando la violencia que los que no empatizamos ni con unos ni con otros nos quedamos sin un lugar donde estar.


Ingredientes:
  • 500gr. de pasta y agua abundante para cocer
  • 500gr. de setas y champiñones a tu gusto
  • 3 dientes de ajo machacados
  • 1 copa de vino blanco de mesa
  • 3-4 cdas. de queso parmesano a tu gusto
  • Sal y pimienta
  • Ago de aceite de oliva
  • Algo de hierbas frescas

Preparación:
  1. Pon a calentar el agua para la pasta y la vas cociendo.
  2. Trocea las setas y los champiñones y los salteas en la sartén con un poco de aceite de oliva. Añade los ajos machacados y saltea hasta que reduzca por completo el líquido.
  3. Añade el vino, salpimienta y si tienes una ramita de romero añádela. Deja que reduzca por completo el vino a fuego alto.
  4. Añade el queso parmesano y algo del agua de cocer la pasta para hacer una salsa (como un vaso del agua de cocer). Lo vas moviendo sin parar hasta que forme una salsita ligada.
  5. Añade la pasta escurrida, algo de hierbas bien picadas, rehogas y terminas mezclado brevemente un poco más de queso parmesano. Sirve inmediatamente.


Gratinado de espinacas y ajo silvestre

marzo 30, 2024
Hubo un tiempo que en este blog siempre había historias cotidianas que contar. Tenía la salud maltratada, un niño chico y estaba en un país desconocido donde cada poco descubría cosas alucinantes -o a mí me lo parecían- viviendo un poco a lo Heidi con mi huerto, mis hierbajos y mis recetas de granjeras. Los huevos y la leche de granja que me traen a la puerta de casa -sí, seguimos en las mismas- recolectar nosotros mismos las fresas, frambuesas, grosellas, el ciruelo, el guindo... en fin, una vida que contada así sonaba a música de violines porque no se ve todo el trabajo que hay detrás de una cesta de tomates, arándanos o moras. Tampoco se ven las soledades de vivir expatriada, lejos de la familia y amigos, la falta de apoyos, de expectativas laborales... en definitiva, son muchos los sacrificios y muy dura la perdida de arraigo.

Esta receta de hoy, tiene una entrada espejo que publiqué por estas fechas hace 13 años. Me estaban haciendo las pruebas para vaciarme, querían haberlo hecho de urgencia -después de ningunearme durante tres años mi ginecólogo- pero dije que no, que debía esperar a que me llegara ayuda desde España. Mi suegra no se ofreció, tuvo que venir mi hijo Álvaro desde España para encargarse de mí, de Lucas y de la casa. Fue una operación larga y tediosa, tanto que tardé 24 horas expulsar la anestesia y lo primero que escuché del jefe del servicio de ginecología al hacer la ronda fue "y por favor, señora, quéjese más".

Esto es lo que tienen las intervenciones femeninas, que siempre parece que si nos vacían las entrañas es por culpa propia. Por tener útero, ovarios, pechos... no sé, me fastidió. Pero claro, leo ahora después de tanto tiempo la entrada y realmente me doy cuenta que no supuraba para nada el dolor tan terrible que arrastraba, ni la anemia, ni el sangrado perpetuo, ni la impotencia, ni las lágrimas. Ni la soledad de verme sola con la casa, el peque y todo lo que conlleva la crianza y el hogar. 
De aquella época, me ha quedado el recuerdo áspero de ver siempre a Günter quejoso porque toda la "responsabilidad" caía sobre él. Durante la semana ingresada en el hospital, se cogió vacaciones porque decía no saber como hacerse cargo de Lucas. También pidió a su madre que viniera a casa a ayudarle con las tareas. El día que salí del hospital, según llegué a casa con mi tajo abdominal de ingle a ingle, tuve que prepararles unos espagueti con pesto porque no sabían que comer. Y a la mañana siguiente, mi suegra se fue porque total, ya estaba yo en casa. 

En fin, supongo que ya entonces se venía venir que Günter terminaría rompiéndose psicológicamente -necesitó de dos años y pico de baja- y que entre mi suegra y yo jamás iba a existir cariño. Trece años después, aquí estoy, sin haber vuelto a comprar un Tampax, sin esa frescura o chispa que dan los hijos cuando son chiquitos y vapuleada por una menopausia canalla que se ha debido enamorar de mí porque la tía sigue dándome la brasa.

Y como cada primavera, regresa el ajo silvestre, y las espinacas y las cebolletas olorosas. y como siempre, este gratinado entra en mi horno, glorioso y portavoz de las bondades que están por llegar. La receta, verás que la he simplificado un poquito.


Ingredientes:
  • 400gr. de espinacas
  • cebolletas (pequeñas unas 6, grandes 2)
  • un manojo de hojas de ajo silvestre o ajo de oso
  • 4 huevos
  • 150gr. de crème fraîche o queso de untar
  • 50gr. de yogur griego 
  • 80gr. de maicena
  • 100gr. de queso rallado (gruyer, Bergkäse o gouda)
  • sal de especias
  • nuez moscada
  • pimienta

Preparación:
  1. Corta las espinacas, las cebolletas y el ajo silvestre y lo rehogas brevemente en la sartén. Salpimienta y añade la nuez moscada. Mientras precalienta el horno a 200ºC.
  2. En un bol, mezcla la maicena, huevos, crème fraîche y el yogur.
  3. En un recipiente de horno previamente engrasado con un poco de mantequilla, mezcla las verduras con la mezcla de huevos y el queso,
  4. Gratina hasta que tenga un bonito color dorado. 

Ensalada de canónigos, brie y nueces

marzo 26, 2024
serendipia 
Adapt. del ingl. serendipity, y este de Serendip, hoy Sri Lanka, por alus. a la fábula oriental The Three Princes of Serendip 'Los tres príncipes de Serendip'.

1. f. Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.
Érase una vez, en la tierra de Serendip, un rey sabio y grandioso que gobernaba con sobrada sapiencia al tiempo que criaba a sus tres hijos. Giaffer, que así se llamaba el monarca, encargó a los mejores tutores del reino la crianza e ilustración de sus vástagos. Los chicos eran listos, cautos e inteligentes. Sin mayor problema se convirtieron en expertos en ciencia, lenguaje, filosofía adquiriendo tanto conocimiento que el padre no cabía de tanto gozo. Pero preocupado de que los muchachos estuvieran sobreprotegidos en la corte y sobre todo, algo mosca de que los tutores no le estuvieran haciendo la rosca ampliando con agasajos las verdaderas aptitudes de los príncipes, decidió que había llegado el momento de que aprendieran por sí mismos.

El rey llamó a su hijo mayor y le dijo: “Mi amado hijo, tú sabes cuánto tiempo he gobernado este reino y cómo me he esforzado en cuidar a nuestros súbditos y gobernarlos con amor, misericordia y justicia, pero ahora que me estoy haciendo viejo, siento que es momento de preparar mi viaje al otro mundo. Así que he decidido retirarme y tú serás quien gobierne con igual justicia para todos, con amor y caridad, especialmente para los pobres, ancianos y enfermos sin titubear cuando castigues a los culpables y malvados según las leyes de la tierra y de Dios”.

El hijo expresó al padre su gratitud pero declinó el ofrecimiento ya que estaba seguro, que con la ayuda de Dios, su padre podría reinar muchos años más y aunque estaba dispuesto a obedecerle sentía que no era digno todavía de heredar la corona: "cuando el Señor te lleve al cielo, por supuesto que yo me ocuparé del reino y trataré de gobernar tan sabia y justamente como tú lo has hecho”. 

Giaffer quedó conmovido con la respuesta de su hijo mayor. Hizo llamar al segundo príncipe quien también declinó la oferta: “¿No debería mi hermano mayor gobernar después de ti?”. El rey, lleno de orgullo, llamó a su tercer hijo quien también se negó, recordándole a su padre que sus dos hermanos mayores tenían más derecho que él y con toda la razón. El rey estaba satisfecho y feliz pero no quebró su decisión de alejar a los príncipes de los libros y tutores, y así forjar el carácter de los muchachos. Y lo hizo, un poco a lo bestia, tal y como se hacía en aquellos tiempos remotos. Los desterró fingiendo enfado y decepción.

Así es como los príncipes abandonaron Serendip y viajaron hasta llegar a otro reino, gobernado por el emperador Beramo.
De camino hacia la capital imperial, se encontraron con un camellero cuyo animal había escapado. Preguntó a los príncipes si lo habían visto y bien por hacer un poco de guasa o por dárselas de sabiondos, uno de ellos preguntó: “¿Tu camello estaba ciego de un ojo?”. “¿Y le faltaba un diente?” preguntó otro. “¿Y también era un poco atontado?” preguntó el tercero. Sí, sí y sí. Los hermanos siguieron con la broma y le dijeron al camellero que se habían cruzado con el animal.

Allá que fue en su busca pero regresó frustrado. "¡Me mentisteis!" les dijo. “Regresé más de veinte millas por el camino y ni rastro”. Lejos de dejar la chufa, uno de ellos añadió: "Tu camello tiene un montón de mantequilla a un lado y miel al otro". “Además, lleva una mujer en su espalda”, dijo el segundo. “Y está embarazada”, dijo el tercero.

Todo era verdad. Esto convenció al pobre hombre que la única manera de saber tanto sobre su camello perdido era porque lo habían robado y escondido ellos mismos. Los denunció, un juez los arrestó y el propio emperador los condenó a muerte -por el camello ya que una mujer más o menos daba igual-.

Por suerte, un amigo del camellero encontró al animal - y espero que con la mujer a cuestas que el detalle parece no haber trascendido- deambulando por el camino y una vez reconocida la inocencia de los hermanos, Beramo los llamó a su presencia. ¿Cómo sabían de todos esos detalles si no habían visto a la bestia? Uno de los hermano dijo: “Vi un rastro de hierba donde sólo se había comido en un lado del camino aunque la del otro lado era de mejor calidad, así que llegué a la conclusión de que el animal debía estar ciego de un ojo”. “Me di cuenta de que había restos de pasto masticado que debieron habérsele caído por el hueco de un diente” dijo otro. El tercero dijo: “Y supe que el camello debía estar cojo porque había huellas de tres pezuñas y una pata arrastrada”.

Impresionado, el emperador quiso saber más: uno dijo: “Supuse que debía llevar mantequilla por un lado y miel por el otro, porque a un lado del camino había rastro de hormigas y al otro muchas moscas que adoran la miel”. Otro añadió: “Deduje que llevaba a una mujer porque vi marcas de haberse arrodillado el camello, vi una pequeña huella humana y orina cerca, y cuando la olí sentí una agitación de lujuria”. “Y supuse que debía estar embarazada porque vi huellas de manos que indicaban que tuvo que ayudarse con ellas después de orinar”, completó el tercero.

Beramo reconoció los méritos de estos muchachos y les rogó que se quedaran  como sus invitados. Durante esta estancia, los tres príncipes tuvieron más de una vez ocasión de poner en practica su inteligencia y capacidades de deducción.

Pues esta ensalada es serendípica a rabiar. Empezó siendo de canónigos, queso de cabra y bacón. el bacón se nos perdió como el camello, el queso brie llegó a falta de un buen rulo de cabra y los cramberries y las nueces de pura chiripa para que al perder el saborcillo del bacon no nos resultara sosa. Y así, de carambola, nació una de las ensaladas más fáciles y solicitadas de mi casa. Ahí es na'.


Ingredientes:
  • Canónigos
  • Queso brie a tu gusto
  • Nueces a tu gusto
  • un puñado de cramberries
  • Aliño: aceite de oliva, vinagre de vino, 1cdta. de agave o miel, 1 cdta. de mostaza, sal y pimienta

Preparación:
  1. Pon todo en el plato y por otra parte, mezcla el aliño. Añádelo justo a la hora de servir para que no se mojen los canónigos.

Torticas de pan y atún

marzo 24, 2024
Lucas pilló un virus hace una semana. No es normal que enferme, así que el lunes fuimos al médico para estar seguros. Tiene 17 así que lo suyo es que hubiéramos ido al médico de familia pero me dije que por qué no ir al Dr. Wurm, su pediatra de toda la vida, el mismo que, desde que nació, le hizo todos sus controles, vacunas, virus y demás cocos. Si retrocedes en este blog, leerás más de una historia con el Dr. Gusano de protagonista ya que en su época de Kindergarten cogió todo lo que un niño humano puede coger. ¡Hasta la escarlatina! aquí te lo conté con pelos y señales

Con cuatro meses, un día antes de coger un vuelo para ir a España, le llamamos por teléfono por que andaba yo preocupada: el bebé tiene 37.5, la fiebre ni sube ni baja, no tiene dolor y está tranquilo. Nos dijo que fuéramos a su consulta. Tuvimos que esperar a que el bebé hiciera pis para hacerle un test pero con sólo ver la orina, nos dijo: "no, mañana no os podéis ir. Tiene un reflujo de orina". Hizo el test y bingo. Llamó al hospital, avisó que íbamos para allá y nos dijo que fuéramos directamente a planta. Al llegar, ya nos esperaban. Pasamos allí una semana mientras recibió el tratamiento. 

Cambiamos los billetes y un mes después volamos a España. Cogió una gripe estomacal en el viaje. Al segundo día en Las Negras, tuvimos que ir a urgencias. Tres horas en sala de espera y cuando nos atiende un doctor nos avisa que no es pediatra. Casi me da algo. Me pasa una dieta y le aviso que el niño prácticamente es lactante. Dice que es lo que hay. Regreso a casa desanimada y con el bebé llorando a mares porque tenía hambre. Aviso a Günter que llama al Dr. Wurm o Dr. Gusano (traducción literal de Wurm) y le cuenta el temazo. Me dice que le prepare los bibis con agua de arroz y menos leche en polvo. Bingo. Niño feliz y vuelve a dormir con un bendito.

Así pues, esta visita ha sido de despedida a lo "una última vez". Claro, las mamás en la consulta flipaban al verme entrar con un maromo de 1.87 y las enfermeras de recepción ya me avisaron que el "peque" ya debía ser tratado como un adulto pero ¡qué quieres! ha sido una visita llena de cariño y añoranza. El Dr. Wurm, como todo lo pilla, le saludó con mucho cariño, le preguntó y escuchó: "dolor de cabeza y estómago, vómitos, debilidad, dolor e inflamación de articulaciones, pupas en los labios, un pequeño derrame en un ojo y nada de fiebre". "Virus", dijo él pero antes, como siempre ha hecho, pinchacito en el dedo y un pequeño test de sangre para estar seguros. Cinco minutos después, confirmación que era vírico.

No te imaginas como voy a echar de menos a este hombre.

Y hoy es domingo de reto, de Homenajeblog donde cada mes nos colamos en cocinas ajenas y homenajeamos al anfitrión cocinado alguna de sus recetas. Este mes el turno es para Conchi García del blog Mis comiditas un blog que apenas conocía y donde he encontrado esta maravilla de tortillicas de pan viejo y atún que nos han chiflado. Facilonas, baratejas y sabrosas. ¡Quién puede dar más por menos!


Ingredientes:
  • 250gr. de pan viejo cortado en trocitos
  • 2 huevo XL
  • 1 lata de bonito de 180gr. 
  • Perejil y/o cebollino (puse de ambos)
  • 1 diente de ajo machacado
  • 1/2 vaso de leche 
  • sal y pimienta
  • abundante aceite para freír

Notas:
  • Si el atún o bonito es en su jugo puedes aprovechar el líquido. Si es en aceite, mejor escurrido.
  • La cantidad de leche es orientativa ya que cada pan va a absorber a su manera así que puedes incorporarla poco a poco. Lo importante es que el pan quede mojado pero sin encharcarse la leche. Si esto pasa, añade un poco más de pan.

Preparación:
  1. Pon todos los ingredientes en un bol y amasa y deja que repose unos 10 minutos para que absorba bien todo. Lee las notas sobre la cantidad de leche.
  2. Haz bolitas del mismo tamaño y puedes dejarlas sobre papel de hornear para evitar que se peguen. Puedes humedecer tus manos ligeramente para trabajar mejor las botitas.
  3. Calienta el aceite en una sartén honda o freidora. Aplasta cada bolita y las fríes dejándolas sobre papel de cocina para que pierdan el exceso de aceite. Puedes servirlas con alioli o salsa de sésamo (alioli con una cucharadita de taina) 

Pastel de calabaza y naranja

marzo 10, 2024
Hace dos recetas, te contaba la filfa publicada en 1835 por el New York Sun donde se afirmaba que un astrónomo inglés había descubierto vida en la Luna a través de su telescopio. Así, a cara perro, había avistado unicornios y pájaros humanos viviendo tan plácidamente en la superficie lunar. Uno puede pensar, así sin contexto, que vaya naranjas tenían los del Sun pero -y no es por quitarle calabaza al asunto- hay que tener en cuenta que el siglo estaba siendo un poco de locura con la revolución industrial y los descubrimientos e inventos corrían tanto como la imaginación de nuestros antepasados.

Y es que los telescopios cada día enfocaban más en fino y eso hizo que mucha gente se viniera muy arriba con lo de la vida extraterrestre, inteligente o no, porque la evidencia científica no es que estuviera muy de moda. De hecho, científico y académico podía ser casi cualquiera.

Como Percival Lowell, astrónomo estadounidense que comenzó su andadura como aficionado al tema pero se enteró de alguna que otra cosita, se construyó un observatorio en Flagstaff, Arizona -imagino que el tipo tendría una pasta gansa- y dedicó su vida a alimentar la idea de la existencia de vida inteligente en Marte. Y como siempre, esto no se lo sacó de la chistera; el Mr. Lowell creía tener pruebas científicas que acreditaban irrefutablemente su teoría. 
Resulta que un tal Prieto A. Secchi, vio unas manchas a modo de líneas oscuras que surcaban la superficie del planeta rojo. Las llamó canali y especuló un poquillo con su procedencia. Luego vino otro italiano -Giovanni V. Schiaparelli- que también flipó lo suyo con las líneas marcianas y sus artículos tuvieron bastante repercusión internacional, hasta tal punto que sus artículos se tradujeron al inglés. Y aquí es cuando se lía parda porque el traductor, en vez de traducir los canali como channels -canales o surcos naturales- el tipo dijo que eran canals -canales, tubos o conductos artificiales- y a Mr. Lowell  le entró la fiebre marciana en las venas.

Se construyó el observatorio y se dedicó a ir dando detalles de esos complejos canales que trasportaban el agua del deshielo de los casquetes polares a las zonas más ecuatoriales del planeta. Y si esos canales existían, tenía que haber -por fuerza- una civilización requete inteligente detrás. Claro, los científicos no le hicieron ni caso, pero el tipo tuvo a bien escribir un par de libros sobre sus "descubrimientos" y la gente lo flipó en colores. Tanto, que contagió su fiebre extraterrestre entre el público y de aquí a los avistamientos OVNIS se necesitaron solo un par de telediarios.

Este señor, también se aventuró a predecir la existencia de un noveno planeta más allá de Neptuno, basada en su influencia gravitatoria sobre Urano pero en esta ocasión acertó de casualidad porque nada de lo que argumentó tenía base científica que lo justificara. Eso sí, Plutón fue descubierto desde el observatorio que él construyó. 

Y que ¿qué paso con los canali y los marcianos? Pues nada. Ya se sabe que solo eran sombras y para más inri las sondas Viking han dejado bien mascaito que no existe vida en Marte ni siquiera en estado elemental. 


Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 150gr. de azúcar
  • 300gr. de calabaza
  • 1/4 de naranja con su cascara
  • el zumo de 2 naranjas
  • 1 chupito de ron o licor de naranja
  • 50ml. de aceite suave
  • 200gr. de harina
  • 50gr. de maicena
  • Polvos de hornear (yo he usado crémor tártaro)
  • Cobertura: 1/3 parte de yogur, 1/3 parte de queso crema y 1/3 parte de azúcar. Puedes ponerle un poco de vainilla y adornar con trozos de naranja confitada.

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 160-170ºC dependiendo del horno.
  2. Pon a licuar, el zumo, la calabaza y el trozo de naranja.
  3. Bate los huevos con el azúcar hasta que tengan la consistencia cremosa. añade después el aceite, el ron y el licuado de calabaza.
  4. Añade las harinas y los polvos de hornear. Hornea entre 40-45 min. dependiendo del tamaño del molde.
  5. Una vez enfriado, mezcla con las varillas los ingredientes de la cobertura.



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